martes, 19 de febrero de 2013

Luisa Valenzuela / Visión de reojo


Luisa Valenzuela

VISIÓN DE REOJO


La verdá, la verdá, me plantó la mano en el culo y yo estaba ya a punto de pegarle cuatro gritos cuando el colectivo pasó frente a una iglesia y lo vi persignarse. Buen muchacho después de todo, me dije. Quizá no lo esté haciendo a propósito o quizá su mano derecha ignore lo que su izquierda hace o. Traté de correrme al interior del coche ­porque una cosa es justificar y otra muy distinta es dejarse manosear­ pero cada vez subían más pasajeros y no había forma. Mis esguinces sólo sirvieron para que él meta mejor la mano y hasta me acaricie. Yo me movía nerviosa. El también. Pasamos frente a una iglesia pero ni se dio cuenta y se llevó la mano a la cara sólo para secarse el sudor. Yo lo empecé a mirar de reojo haciéndome la disimulada, no fuera a creer que me estaba gustando. Imposible correrme y eso que me sacudía. Decidí entonces tomarme la revancha y a mi vez le planté la mano en el culo a él. Pocas cuadras después una oleada de gente me sacó de su lado a empujones. Los que bajaban me arrancaron del colectivo y ahora lamento haberlo perdido así de golpe porque en su billetera sólo había 7.400 pesos de los viejos y más hubiera podido sacarle en un encuentro a solas. Parecía cariñoso. y muy desprendido.

Luisa Valenzuela
Aquí pasan cosas raras
Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 1996, p. 41




Luisa Valenzuela
Guadalajara, 2007
Fotografía de Triunfo Arciniegas


VALENZUELA, LUISA.  Nació en Buenos Aires en 1938. Hija de la escritora Luisa Mercedes Levis y criada en un ambiente literario: Borges y Sábato, Mallea y Bioy Casares eran visitas frecuentes en su casa. Publica en 1957 su primer cuento, “Ciudad Ajena”. Al año siguiente se desempeña como periodista en La Nación y El Mundo, y se radica en París por tres años. En 1961 regresa a Buenos Aires, dirige la revista Crisis y  publica Hay que sonreír (1966), una novela comenzada durante su estadía en Francia, y la colección de cuentos Los heréticos (1967). Durante la década de los setenta se exilia en México, España y Estados Unidos. Dicta talleres en las universidades de Columbia y Nueva York. Obtiene las becas Fullbright y Guggenheim. Narradora de registro personal, con notable capacidad para el humor y lo grotesco, ha sido traducida al inglés y otros idiomas y es objeto de estudio frecuente en universidades de Estados Unidos y de Europa. Borges la consideraba capaz de matar a su madre por un juego de palabras y Carlos Fuentes dijo que “usa una corona opulenta y barroca, pero tiene los pies descalzos”. Luisa Valenzuela se caracteriza  por una gran precisión en el uso del idioma, la exploración sicológica de los personajes y la crítica frente a la sociedad y el poder. Su obra denuncia las atrocidades de la guerra sucia, los desmanes de los militares argentinos contra su pueblo: torturas, desapariciones, asesinatos, encarcelamientos, censura, desaparición de hijos de los prisioneros desaparecidos, exilio forzado de cientos de miles.  “Cola de lagartija” es el nombre dado por los torturados al látigo que empleaban en sus sesiones. Ha publicado, además, las novelas El gato eficaz (1972), Como en la guerra (1977), Cola de lagartija (1983), Novela negra con argentinos (1990), y las colecciones de cuentos Aquí pasan cosas raras (1975), Libro que no muerde (1980), Cambio de armas (1982), Donde viven las águilas (1983),Unas y otras sirenas (1988), Simetrías (1993).
“Mi literatura es totalmente realista y apasionada”, confiesa a Rosa Beltrán. “Yo lo que trato es de escarbar a fondo en mi propio pensamiento, de ver más allá de lo que yo misma creo estar viendo porque si no, sería una simple narradora de anécdotas, una narradora de historias, y creo que la literatura tiene que ir más allá de eso. Tiene que develar secretos, siempre tratar de decir lo inefable, porque hablar de lo que se puede hablar... ¿qué sentido tiene eso?”

Para leer una biografía más detallada 
de Luisa Valenzuela, 
por favor, 
pulse 

No hay comentarios:

Publicar un comentario